Un nuevo estudio sugiere que las mujeres embarazadas con niveles plasmáticos bajos de ácidos grasos omega-3 en su primer y segundo trimestre podrían tener un riesgo significativamente mayor de tener un parto prematuro.
Los datos publicados en EbioMedicine (revista biomédica de acceso abierto, publicada por The Lancet) sugieren que la baja concentración sanguínea de ciertos ácidos grasos de cadena larga, específicamente el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), podría ser un poderoso factor de riesgo para el parto prematuro.
El parto prematuro es una causa principal de la muerte neonatal y está relacionado con varios problemas de salud durante el desarrollo y la vida posterior, incluidas las deficiencias cognitivas y los problemas cardiometabólicos.
El equipo, liderado por Sjurdur Olsen del Harvard Chan School (EE.UU.) y el Instituto Statens Serum de Copenhague (Dinamarca), señaló que durante décadas se ha sugerido que un mayor consumo de EPA y DHA puede reducir el riesgo de parto prematuro. Pero, aunque muchos estudios hayan apoyado esta teoría, los hallazgos de los estudios han sido inconsistentes.
El nuevo estudio es el primer estudio que examina si las bajas concentraciones plasmáticas de ácidos grasos omega-3 de cadena larga en la etapa temprana y media del embarazo están relacionadas con el aumento del riesgo del subsecuente parto prematuro.
“Nuestros hallazgos sobre la relativamente fuerte relación entre las concentraciones plasmáticas totales de EPA y DHA en el embarazo y el riesgo de parto prematuro espontáneo podría sugerir que los niveles corporales de estos ácidos grasos están causalmente implicados en los procesos fisiológicos que conducen al parto prematuro”, dijeron los autores.
“Los hallazgos también sugieren que las medidas de plasma de EPA y DHA durante el embarazo podrían ser utilizadas para identificar a las mujeres con riesgo de parto prematuro”, concluyeron.
“En un momento en el que muchas mujeres embarazas escuchan que no deberían consumir pescado debido al contenido de mercurio, nuestros resultados subrayan la importancia de asegurar una ingesta adecuada de ácidos grasos de cadena larga durante el embarazo”, dijo Olsen.
Datos daneses
Olsen y su equipo analizaron los datos de la Cohorte Natal Nacional Danesa, un estudio nacional que realiza el seguimiento de 96.000 niños en Dinamarca mediante cuestionarios y enlaces de registro.
En un estudio de casos y controles analizaron muestras de sangre de 376 mujeres que dieron a luz muy prematuramente (antes de 34 semanas de gestación) entre el 1996 y 2003 y 348 mujeres que tuvieron un embarazo a término completo. Todas las mujeres dieron muestras de sangre durante su primer y segundo trimestre del embarazo.
El análisis de las muestras de sangre demostró que las mujeres con los niveles más bajos de EPA+DHA (con niveles de EPA+DHA del 1,6% o menor) tenían un riesgo 10 veces mayor de parto prematuro en comparación con las mujeres de los tres grupos más elevados (con niveles de EPA+DHA del 1,8% o mayor).
Cuando el equipo dividió los datos y analizó únicamente los de las mujeres que habían estado consistentemente en el grupo de concentraciones más bajas de DHA y EPA tanto en el primer como en el segundo trimestre, el equipo descubrió que esas mujeres estaban relacionadas con un riesgo 48 veces mayor de parto prematuro que aquellas en los grupos de concentraciones más elevadas.
“El análisis también demostró un efecto de umbral para las concentraciones de EPA+DHA en algún punto entre el 2% y el 2,5%”, dijeron Olsen y sus compañeros de investigación, quienes señalaron un “aumento pronunciado” del riesgo en los niveles bajos que luego se aplanaba rápidamente en los niveles más altos.
Implicaciones
Los autores dijeron que sus hallazgos sugieren que las mujeres con niveles bajos de EPA+DHA podrían reducir potencialmente el riesgo de parto prematuro mediante el consumo de más pescado y/o con suplementos de aceite de pescado.
“El parto prematuro tiene costes de salud, económicos y emocionales inmensos”, dijo el coautor del estudio Andrew Thorne-Lyman. “Nuestros hallazgos son consistentes con los resultados de la mayoría de los ensayos aleatorizados con suplementos de ácidos grasos omega 3 de cadena larga durante el embarazo y subraya la importancia de asegurar una ingesta adecuada de estos nutrientes durante el embarazo, ya sea mediante la ingesta de pescado o suplementos, para prevenir el parto prematuro”.
“Extender el embarazo incluso pocos días más podría ser clínicamente de valor significativo para los fetos en peligro de nacer antes de 34 semanas”, anotó el equipo.
Sin embargo, el equipo advirtió que las generalizaciones sobre los hallazgos podrían ser limitadas por el hecho de que se realizó en Dinamarca, donde los índices de parto prematuro son bajos.
Por ello, añadieron que es necesario que el estudio se repita en otras poblaciones.
“Un efecto de esta magnitud es escaso, pero la precisión de lo estimado es ajustado, lo que respalda la credibilidad de estos hallazgos”, comentó el coautor Jeremy Furtado, investigador científico principal en el Harvard Chan School. “Será importante reproducir estos hallazgos en otras poblaciones, pero los resultados de este estudio sugieren que la evaluación del estado de EPA+DHA plasmático en mujeres tiene el potencial para ser utilizado en el futuro en la prevención de riesgos de las mujeres”.
Referencias
Olsen SF, Halldorsson TI, Thorne-Lyman AL, Strøm M, Gørtz S, Granstrøm C, Nielsen PH, Wohlfahrt J, Lykke JA, Langhoff-Roos J, Cohen AS, Furtado JD, Giovannucci EL, Zhou W. Plasma Concentrations of Long Chain N-3 Fatty Acids in Early and Mid-Pregnancy and Risk of Early Preterm Birth. EBioMedicine. 2018 Sep;35:325-333.