Un grupo de científicos españoles sugieren que un desequilibrio del microbioma intestinal en niños con trastorno del espectro autista (TEA) puede influir en el desarrollo y la gravedad de los síntomas asociados con la enfermedad.
Una revisión desarrollada en España detalla cómo los niños con TEA mostraron un número significativamente mayor de Bacteroides, Parabacteroides, Clostridium, Faecalibacterium y Phascolarctobacterium. En cambio, los resultados confirman un menor número de Coprococcus y Bifidobacterium.
Concretamente, los altos niveles de Bacteroides y Clostridium están relacionados con la producción de ácido propiónico (PPA). Se trata de un ácido graso de cadena corta (SCFA) que resulta tóxico para el cerebro cuando aumenta su concentración.
Ensayos anteriores
El equipo de investigación ha destacado que “esto es consistente con los hallazgos que observaron altos niveles de PPA en niños con TEA que tenían una gran abundancia de Bacteroides y Clostridium en comparación con niños sanos”. Además, la relación entre las altas concentraciones de PPA y los trastornos del comportamiento se ha confirmado en varios estudios en roedores.
En este sentido, ha habido estudios que han observado un vínculo entre los síntomas gastrointestinales y la gravedad de los síntomas del TEA. Esto sugiere una mayor frecuencia en los niños con problemas gastrointestinales asociados que en los que no los tienen.
Los autores recalcaron la necesidad de trabajar para caracterizar el papel del eje intestino-cerebro. La microbiota intestinal juega un papel importante en el desarrollo y la función del cerebro a través de los sistemas endocrino, inmunológico y nervioso. Por lo tanto, las alteraciones en la microbiota intestinal podrían desencadenar no solo algunos de los síntomas gastrointestinales que sufren los niños autistas, sino también algunos de sus síntomas neuropsiquiátricos.
Niños y adolescentes con y sin TEA
Investigadores de la Universidad de Tarragona comenzaron a buscar en varias bases de datos electrónicas estudios que reportaran la composición de la microbiota intestinal de niños y adolescentes con y sin TEA. En los estudios realizados hasta febrero de 2020 no se encontraron restricciones en términos de idioma o año de publicación, pero se excluyeron los estudios realizados en adultos y animales.
Por otra parte, los enfoques de análisis de datos incluyeron estudios que informaron el porcentaje de bacterias observadas en niños y adolescentes con y sin TEA. El equipo estandarizó todos los datos extraídos y utilizó la abundancia relativa y el error estándar (SE) de cada estudio para obtener el porcentaje general de bacterias de diferentes filos y géneros en niños con TEA y en los controles.
Finalmente, los investigadores identificaron 18 artículos que informan sobre la microbiota en niños y adolescentes con y sin TEA. Resultados combinados de 493 sujetos con TEA y 404 controles neurotípicos de la misma edad.
Resumen de los resultados
El equipo descubrió que la microbiota está compuesta principalmente por los phyla Bacteroidetes, Firmicutes y Actinobacteria. Todo ellos fueron más abundantes en los niños con TEA que en los controles. De hecho, los niños con TEA mostraron una abundancia significativamente mayor de los géneros Bacteroides, Parabacteroides, Clostridium, Faecalibacterium y Phascolarctobacterium y un menor porcentaje de Coprococcus y Bifidobacterium.
La revisión concluyó que “se ha encontrado un perfil bacteriano disbiótico en niños con TEA”. Es decir, en comparación con los niños neurotípicos, aquellos con TEA mostraron una mayor abundancia de Bacteroidetes (Bacteroides y Parabacteroides) y algunos géneros Firmicutes (específicamente Clostridium, Faecalibacterium y Phascolarctobacterium). Por el contrario, se mostró menor abundancia de Coprococcus y Bifidobacteria.
El equipo agrega que, según los hallazgos clínicos, la inflamación y disfunción en el sistema inmunológico mediada por la composición de la microbiota son elementos clave en el desarrollo de problemas gastrointestinales y otras enfermedades como el TEA.
Conclusión y previsiones
Los autores han subrayado que “aún se está estudiando la dirección de la causalidad”. Esto significa que las alteraciones en la microbiota pueden provocar inflamación y desequilibrios en el sistema inmunológico o viceversa.
Como conclusión, el equipo ha añadido que “tenemos un conocimiento cada vez mayor de la interacción entre la microbiota intestinal, los problemas gastrointestinales y la fisiopatología y sintomatología del TEA”. Insisten en que se necesita más investigación “antes de que podamos comprender completamente la comunicación fisiológica entre el intestino y el cerebro”.
Referencias
Iglesias-Vázquez L, Van Ginkel Riba G, Arija V, Canals J. Composition of Gut Microbiota in Children with Autism Spectrum Disorder: A Systematic Review and Meta-Analysis. Nutrients. 2020;12(3):792.